Sigo sintiendo un pequeño nudo en el estómago antes de cada clase. Cada sesión es una puesta en escena y cada escena es distinta; sin embargo, la finalidad de cada una es siempre envolver al público y hacer que participen activamente en la propuesta que les ofrezco. El éxito nunca está asegurado, pero la experiencia me ha enseñado que hay algunos métodos que se acercan más que otros.

  1. Da rienda suelta a tu imaginación. Desvíate de lo establecido. En la forma tradicional de enseñanza el rol del profesor era el de enseñar: señalar ; el del alumno aprender: prender. Las nuevas tendencias apuntan hacia otras direcciones semánticas: el alumno quiere descubrir y el profesor encauza esa voluntad de descubrimiento. Las explicaciones teóricas son necesarias pero solo si acto seguido se van a poner en práctica. ¡Las posibilidades son infinitas!
  2.   Convierte la clase en un espacio sin complejos y sin miedos escénicos. Porque comunicarse es actuar y porque hacerlo en otro idioma propicia sensaciones nuevas; el juego y el teatro son los aliados perfectos.
  3. Lleva contigo un kit de improvisación: un dado, tarjetas con verbos, pos- it, libros infantiles, revistas, folletos de publicidad, folios blancos, lápices de colores… Cuando la sesión parece no estar resultando de la forma esperada, el kit puede ayudar a desconectar y reconectar con enfoques frescos.
  4. Promueve la risa y el desenfado, son las llaves maestras que abren casi todas las mentes.

¡Feliz clase!

aprendiendo español

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