Hablemos de la muerte

Hablemos de la muerte

Botellones, quejas, insultos, intubados, manifestaciones, reprimendas, respiradores, multas, prohibiciones, mascarillas, estado de alarma…Pandemia del coronavirus.

Estamos en las fases de desescalada. Ni la incertidumbre que provoca el término nueva realidad, ni la exposición diaria a datos y cifras escalofriantes, ni siquiera el estado de alarma han conseguido hacer entender a toda la ciudadanía la magnitud trágica de lo que está sucediendo ¿Por qué? Porque el mensaje no llega a una parte de la población de forma efectiva, algo está fallando en la comunicación. Las cifras, las curvas, las gráficas, las estadísticas son datos que miden y cuantifican la realidad física. No la emocional.

Se apela a nuestra responsabilidad cívica aludiendo al número de muertes que hasta ahora ha provocado el Covid-19 y a las que sigue causando diariamente, pero los números son asépticos. Connotan cantidades, ¿cantidades de qué? Ahí está el espacio semántico que hay que llenar. El significado de ‘muerte’ en el contexto de la crisis del coronavirus ha variado, ahora lo relevante no es solo cuántas muertes hay, sino también cómo son. Antes del coronavirus en su campo semántico podíamos incluir palabras como velatorio, ceremonia, consuelo y despedida; en la actualidad o han desaparecido estos atributos o sus significados también han variado drásticamente. Si el contexto fuera otro, prohibir a alguien que vele y despida a sus muertos sería fácilmente calificable como inhumano; si además no se permitiera el consuelo con un abrazo de familiares y amigos sería algo inhumanamente atroz y, no obstante, así es la muerte para los que pierden allegados en estos días. Algunos ni siquiera lo llaman muertes sino homicidios.

 Pero la muerte tiene dos caras, la de los que se quedan y la de los que se van. Para estos últimos, los morituri, la muerte es soledad; aislamiento; dolor; asfixia; personas sin rostro; ausencia de  besos, de abrazos, de roces de piel.

Llenar de significado los datos que se nos aportan es necesario en los momentos actuales porque de este modo se representa una realidad más amplia y se consigue conectar con más población. Se necesitan mensajes que promuevan una reflexión empática. Una comunicación eficiente es una herramienta esencial para contener la propagación de la pandemia y dirigirnos hacia esa nueva realidad.

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